Sofia Gallisa stands with eyes closed by Erika P. Rodriguez

Interview by Hugh Weber

Photography by Erika P. Rodríguez

Sofía Gallisá Muriente

Filmmaker / Visual Artist

cover of The Great Discontent magazine featuring PJ Vegas

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¿Puedes compartir un poco sobre dónde y cómo creciste y qué influencia tuvo en ti?

Si vas a hablar de orígenes, creo que algunas de las coordenadas importantes para entender de dónde vengo comienzan con mis padres. Activamente han dedicado la mayor parte de sus vidas al movimiento independentista aquí en Puerto Rico. Ambos son abogados, por lo que su sentido de justicia ha estado presente en mi vida y es una gran influencia. El crecer en esta familia desarrolló mi visión política desde un lugar de afecto y emoción, basada en la práctica; siempre fue canalizada a través del amor, las relaciones y la comunidad. No estoy atascada en la teoría o en los libros [se ríe], sino en poner en práctica ideas sobre comunidad, o libertad, o lo que sea. En cuanto a mis orígenes, esas son las coordenadas importantes para mí.

    La otra cosa que siempre he identificado como una influencia fundamental en quién soy es la escuela Montessori. Creo que desarrollé muchas de mis ideas y posturas, y un sentido de responsabilidad y propósito, de la escuela y las mujeres brillantes que la dirigían.

    A lo largo de mi adolescencia participé en una compañía de teatro callejero llamada Jóvenes del ‘98. La misma, fundada en 1998 con motivo del centenario de la invasión estadounidense, es aún dirigida por Maritza Pérez. Fue un taller donde jóvenes con inquietudes políticas y sociales podían desarrollar obras de teatro que hablaran sobre el país y sus ideas sobre el futuro. Nos presentamos en todo tipo de lugares, desde canchas de baloncesto hasta escuelas y plazas públicas.

    Con el paso del tiempo reconozco cada vez más la importancia de haber participado en esa dinámica juvenil. La idea de confiar más en el colectivo que en la idea individual es algo fundamental en cómo trabajo. Definitivamente me hizo sentir fuera de lugar en la escuela de cine porque no estaba tan interesada en la idea de un director omnisciente y todopoderoso con un plan maestro y un equipo de producción que haría de ese plan una realidad.

 

Me fascina que menciones Montessori como una base en tu formación pues tengo una profunda afinidad hacia ese método de enseñanza y aprendizaje. Se puede decir algo sobre el espacio Montessori y como equilibra la autodeterminación y la exploración con un compromiso total hacia la comunidad. ¿Puedes compartir un poco de cómo se ve en tu trabajo hoy?

 

Está conmigo todo el tiempo. La esencia de la educación Montessori es tomar a los niños en serio, en confiar y valorar su inteligencia, su capacidad, su madurez. No es unidireccional. El impacto que tiene en la autoestima, la confianza y en sentirse activamente aprendiendo es increíble.

    La primera vez que me enseñaron a hacer una película fue en la escuela Montessori. También cultivamos un jardín y organizamos protestas para salvar unos árboles que estaban siendo talados cerca de nuestra escuela. Confiaba en una creencia de poder transformar las cosas, de ser un agente de transformación, de cambio o resistencia. Luego pasé a la escuela intermedia, a la secundaria y a la universidad, pero todas resultaron mucho más tradicionales. Nunca tuve la misma experiencia de aprendizaje en esos entornos.

    Me guía un profundo sentido de curiosidad e interés por aprender, y esos valores me fueron inculcados por la educación Montessori. Hay un resultado final cuando hago el trabajo, pero lo que realmente me interesa es cómo hacer una pieza me permite acceder a diferentes realidades, aprender de diferentes personas, hacer muchas preguntas y pasar tiempo en lugares a los que normalmente, tal vez, me faltaría una excusa para llegar.

 

¿Sofía, cómo describes tu trabajo a las personas que no lo han experimentado?

 

Gran parte de mi trabajo piensa críticamente sobre las imágenes y la construcción de imágenes, así como la construcción de narrativas históricas. Estoy interesada en la creación de imágenes y la historia de las imágenes utilizadas para ilustrar y representar este lugar del que vengo, especialmente en un momento en que cualquiera tiene la capacidad de crear imágenes. Mi trabajo intenta interrumpir o complicar la forma en que leemos las imágenes, ya sea una fotografía, un video análogo o digital, o una película.

    Gran parte de la imagen descriptiva del Caribe, y de un lugar como Puerto Rico, ha sido construido para la mirada de afuera, para los extranjeros, para los turistas, para los colonizadores. Hay una necesidad de desempaquetar, contradecir, complicar, y tal vez resistir esas construcciones visuales.

    Estoy muy contenta de que mi trabajo se muestre y comparta fuera de Puerto Rico. Aprecio la oportunidad de hacer un cuerpo de trabajo que se filtre a diferentes personas, en diferentes espacios, y que complique lo que sea que creen que saben sobre Puerto Rico o cómo han entendido este lugar o cómo se lo imaginan visualmente.

 

Cuando enfrentas la normalización de la colonización, ¿hay un objetivo más amplio?

 

El trabajo de descolonización requiere trabajo interno y trabajo externo. Requiere que en este lugar desafiemos las nociones que hemos llegado a normalizar sobre nosotros mismos. Eso incluye este deseo de auto-exotizarnos e identificarnos con las imágenes que los extranjeros han creado de nosotros. Y luego también está el trabajo más importante de confrontar a las personas que realmente tienen poder sobre nuestra condición colonial con la realidad de lo que eso implica o con el sentido de responsabilidad.

    Los puertorriqueños no tenemos poder electoral real sobre nuestra propia condición. Las personas que tienen alguna influencia sobre él, que votan por los congresistas que deciden nuestro futuro, apenas saben nada de nosotros. No creo que mi trabajo resuelva este enigma [se ríe], pero espero que contribuya a darle a la gente un sentido de comprensión sobre su propia implicación en nuestra historia y en nuestra realidad actual.

    Tiene mucho que ver con la memoria, con generar documentos, con todos los vacíos que existen y con cómo trabajar dentro de esos vacíos. Intentar asumir esas ausencias y esos vacíos cómo oportunidades para crear otras formas de entendernos a nosotros mismos u otras formas de entender el arte como un lenguaje que permite también otras formas de crear documentos o crear memoria.

Sofia Gallisa Muriente filming out the window of a red moving car

Filmando Celaje (2020) en Cabo Rojo, Puerto Rico. (Fotografía/Marina Reyes Franco)

sofia gallisa muriente abuela

Durante la creación de Celaje, Sofía filmó las manos de su abuela en negativos de 16 mm. Las escenas fueron tomadas en el balneario de Punta Salinas (Toa Baja) que años antes fue una base militar. (Imágenes/Cortesía de Sofiá Gallisá Muriente)

Me encantan las variadas maneras que abordas estas historias complicadas.

 

Mi trabajo tiende a sonar muy serio, pero también me interesa cómo lo absurdo y el humor sirven de excelentes puntos de acceso para tener conversaciones complicadas sin que todos corran a sus trincheras. Trato de encontrar un ángulo no tradicional desde el cual hablar de cosas serias.

    Tuvimos una alcaldesa en San Juan en los años 50, Felisa Rincón de Gautier, que fue una figura muy importante en nuestra historia política. Fue reconocida como Mujer de las Américas, y Eastern Airlines la contactó: “Deseamos homenajearle de alguna manera por el premio que acaba de recibir. ¿Qué le gustaría?” Y ella dijo: “Bueno, siempre quise traer nieve a Puerto Rico para que los niños pobres puedan jugar en ella”. Terminó trayendo nieve durante varios años consecutivos y creando unos grandes eventos públicos.

    Todos conocen esa historia en Puerto Rico, y siempre se invoca de una manera que se trata de auto ridiculizarse. Eso crea escepticismo hacia nuestros políticos. “¿Cuan ridículo es este lugar? ¿Cuán ridículos son nuestros políticos?”. ¿No es esto realismo mágico o lo absurdo tropical?

    Hace un tiempo, mientras hacía un internado, encontré imágenes de ese momento en los Archivos Nacionales. Fue como enfrentar una aparición: las imágenes confirmaron la existencia de un momento del que tanto había oído hablar. Guardé el contenido por años, sabiendo que quería crear una pieza con él, pero de una manera que no se pareciera a nada de lo que estaba haciendo en aquella época. Lo conservé durante años y finalmente regresé a Puerto Rico en 2013 para participar de una beca de artista y trabajar con él. Decidí hacer una pieza estirando 50 segundos en 15 minutos, acercándome y asegurándome de que todos vieran todo lo que veo en este pequeño cortometraje porque contiene muchísima información.

    Entre varias razones la pieza funciona porque lo que quiero es llegar a una conversación sobre el colonialismo. Pero este evento es un total espectáculo y es tan absurdo, rico y complicado. Atrae a las personas desde un lugar de curiosidad, incredulidad y risa, y luego lentamente comienza a volverse seria y complicada. Y la gente se queda para eso también. Eso, en pocas palabras, es una estrategia importante en mi trabajo. No busco tener conversaciones intensas con personas que ya están inclinadas a tener conversaciones intensas. [se ríe] Me interesa abordar los temas desde un ángulo extraño que abre la conversación a otras posibilidades.

 

Esto es increíble. ¿Podemos hablar un poco sobre dónde buscas inspiración?

 

Puerto Rico me inspira constantemente. Viví en Nueva York durante nueve años, y nunca pude encontrar mi lugar allí porque simplemente no era lo suficientemente personal. No parecía haber nada en juego. Mientras que aquí siento que hay tantas historias que contar.

    Desde que regresé a Puerto Rico en 2013, esa ha sido una parte muy emocionante de mi trabajo. En un lugar pequeño como este, tan pronto como tienes una idea o tienes curiosidad por algo —y empiezas a hablar de ello— empiezas a encontrar todo tipo de personas a tu alrededor que tienen referencias o materiales que quieren compartir. Es colaborativo por naturaleza.

    He tenido la suerte de haber aprendido de muchas buenas personas. Lynne Sachs, una realizadora de documentales experimentales, y Mary Walling Blackburn, una artista visual que también fue mi profesora en la Universidad de Nueva York, me invitaron a colaborar cuando me graduaba. Siempre está en mi mente cómo estas mujeres increíbles, creativas y brillantes me retaron y crearon esas posibilidades para mí que yo misma no habría asumido.

    Tuve la suerte de estudiar en el extranjero en Cuba y descubrir a Nicolás Guillén Landrián. Él era un cineasta experimental que tuvo la oportunidad de hacer películas para el gobierno después de la revolución, pero que entonces empezó a hacer películas realmente extrañas que lo metieron en problemas. Fue fundamental para mí descubrir su trabajo porque estaba en mi región y se relacionaba con mi propia circunstancia.

Escenas de la pelea con nieve que se llevó a cabo en Puerto Rico en 1954. Tomas de pantalla del cortometraje Lluvia con nieve (2014). (Imágenes/Cortesía de Sofía Gallisá Muriente)

Miremos el horizonte. Tienes mucho trabajo por delante este año, pero tengo curiosidad, ¿dónde te estás enfocando aún más adelante?

 

Estamos en tiempos realmente duros para imaginar el futuro. Desde hace años siento que cada vez que hago planes, la vida pasa [se ríe] y todo se va al carajo. Ya no hago más planes.

    Los artistas puertorriqueños hemos estado pasando quizás por el peor de los momentos, tanto política, económica, ambiental y socialmente. Ha afectado a todos en todo tipo de formas: mental, física y emocionalmente. Y luego, a su vez, una de las cosas que sucedió a raíz del desastre del huracán es esta nueva visibilidad para Puerto Rico y un nuevo interés en los artistas puertorriqueños. De repente hay subvenciones, becas y exposiciones de artistas puertorriqueños en instituciones prominentes de los Estados Unidos.

    No hubiera predicho que este devastador huracán me llevaría a trabajar con películas análogas. La serie Asimilar y Destruir me trajo de vuelta al celuloide. Fue lo único que tenía sentido para mí hacer después del huracán María. Siento que estoy montada en una ola de oportunidades y de interés en lo que yo tengo que decir y hacer. Trabajaré duro, porque es quien soy y tengo muchas cosas que quiero decir y hacer. Pero realmente no creo que vaya a durar para siempre. Todos los días estoy incrédula. Desconfío de este momento de mi vida.

    Creo que es problemática la forma en que fue generado por el desastre y la devastación. Me siento honrada por ello y siento un mayor sentido de responsabilidad para compartir los recursos y la visibilidad con tantas otras personas como pueda. Es un momento realmente complicado. Cuando pienso en el futuro, pienso en lo fugaz que probablemente sea mi estado actual como artista. Tengo que estar en paz con eso.

Sofía Gallisá Muriente Photo by Erika P. Rodriguez
“Siento que estoy montada en una ola de oportunidades y de interés en lo que yo tengo que decir y hacer. Trabajaré duro, porque es quien soy y tengo muchas cosas que quiero decir y hacer. Pero realmente no creo que vaya a durar para siempre. Todos los días estoy incrédula. Desconfío de este momento de mi vida.”
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¿Qué te da esperanza como creativo?

 

Mi papá era un líder independentista. Tenía un programa de radio de análisis político. Siempre me sorprendió que él pudiera ser tan consciente de todo lo que está mal en nuestro sistema y aun así conservar un sentido de esperanza. Cada vez que me daba su diagnóstico sobre algo que estaba pasando siempre terminaba diciéndome que tenía esperanza.

    Él tenía mucha esperanza puesta en los puertorriqueños y en el hecho de que eran personas que siempre resistirían. Murió en diciembre de 2018, y en julio de 2019 pasamos por la ola de protestas más grande de nuestra historia por culpa de un chat que se filtró donde el gobernador se burlaba de todas las personas que habían muerto tras el paso del huracán.

    Eso conecta no solo con mantener la esperanza de que las personas resistirán, lucharán, se indignarán y responsabilizarán a otras personas. Pero también es esta creencia de que incluso el dolor, la muerte y la pérdida pueden generar fortaleza y producir la energía para seguir adelante. Para tomar prestado de mi padre y ser fiel a mi herencia, tengo que decir que de ahí es donde saco la esperanza.

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